Turismo veraniego bajo la incertidumbre del coronavirus
Chipre
Vacaciones pagadas si se sufre un contagio
Datos actualizado a 17 de junio de 2020.
Situación
Chipre tiene un estatus peculiar: una isla partida desde 1974, cuando Turquía ocupó un tercio en medio de un conflicto comunal entre chipriotas de origen griego y turco.
En ambos territorios, los primeros casos detectados fueron en ciudadanos procedente de Europa, algunos de ellos turistas. No se produjeron contagios a través de la línea de alto al fuego controlada por la ONU, que separa el norte del sur, y que cada día atraviesan miles de personas, en su mayoría obreros turcochipriotas empleados en el sur.
CHIPRE
Población: 1,2 millones (isla)
PIB: 22.000 millones € (sur)
Turistas en 2019: 5,2 millones (3,98 sur)
El 9 de marzo de 2020, Chipre confirmó sus primeros dos casos: un hombre de 25 años que había regresado de Italia y otro de 64, trabajador sanitario, regresado del Reino Unido. Ambos países están entre los más golpeados por la pandemia. Sólo un día después, el 10 de marzo, el norte de la isla, constituido como República Turca del Norte de Chipre y sólo reconocido por Turquía, anunció su primer caso: un turista de 65 años venido de Alemania. Los casos se multiplicaron en ambas áreas durante las siguientes semanas, en ningún caso de forma alarmante.
De los 1,21 millones de habitantes de Chipre, la tercera mayor isla del Mediterráneo, cerca de 850 mil pueblan el territorio controlado por el Gobierno chipriota. A 10 de junio, 974 personas habían contraído allí la COVID-19 y 18 habían fallecido, aunque a principios de junio el Dr. Marios Loizou, del comité de expertos que asesora al Gobierno, se congratuló por los resultados y aseguró que “el círculo” del coronavirus “se está cerrando”. No obstante, a mediados de mes siguieron detectándose casos con cuentagotas. En el norte, las felicitaciones llegaron antes. El ministro de Exteriores de la administración norteña, Kudret Özersay, se refirió a su territorio como “quizás el primer país del mundo” sin casos de coronavirus desde el 20 de abril. El 11 de mayo, el último paciente de COVID-19 fue dado de alta. Özersay matizó que la desescalada se realizaría “por fases y con vigilancia” y habló de un “gran éxito” de su administración en el control de la epidemia, que ha dejado 108 casos y 4 muertes.
Casos de COVID-19 por distrito en toda la isla
Fuente: Universidad de Chipre / Autoridad del Norte de ChipreAradippou y Strovolos, distritos residenciales respectivamente de Lárnaca y Nicosia, dos de los mayores núcleos de la isla, han sido los más golpeados por la enfermedad.
Debido a que la epidemia se ha producido en temporada baja, las áreas turísticas de Ayia Napa y Paralimni, en la provincia de Famagusta, Limassol y Paphos, aun registrando más casos que los núcleos rurales, han tenido una incidencia menor que en la capital y en el entorno del principal aeropuerto internacional.
En el norte, los hospitales de Nicosia y Famagusta han atendido al grueso de pacientes infectados, aunque se produjeron brotes en lugares rurales como la península de Karpaz, lo que forzó una cuarentena en 15 pueblos.
Porcentaje de turistas que fueron al sur de Chipre en 2018
Fuente: Gobierno de ChipreContención
La rapidez de sus respectivas administraciones en la adopción de medidas de prevención ante el coronavirus evitó una epidemia fuera de control tanto en el norte como en el sur de Chipre. El Gobierno chipriota cerró cuatro de los ocho puntos de cruce entre las zonas a finales de febrero, cuando el virus todavía no causaba estragos, y clausuró los restantes el 10 de marzo, al constatar el primer caso en el norte.
Los dos líderes chipriotas acordaron la reapertura gradual de los puestos de control a partir del 8 de junio, cuando también se permitiría la circulación de vehículos. Es una medida importante sobre todo para los obreros, muchos de los cuales son ciudadanos del norte empleados en el sur, y para pacientes de varios tipos de cáncer. La reapertura se decidió bajo el acuerdo en que ambas administraciones habían domeñado sus respectivas crisis víricas.
Nada más conocerse los primeros contagios, la isla bloqueó sus aeropuertos internacionales e impuso restricciones severas a la circulación. El norte -uno de cuyos negocios es la acogida de cerca de 100.000 estudiantes cada año en sus 18 universidades privadas- suspendió su actividad lectiva. Del mismo modo, la gran mayoría de las demás actividades económicas quedaron paralizadas. El 31 de marzo, dada la creciente cifra de contagios, el Gobierno chipriota impuso un toque de queda nocturno, que se sumó a la medida previa que limitaba las salidas del hogar a una diaria y con autorización expresa. La administración del norte terminó decretando medidas similares.
La mayoría de estas restricciones se han ido levantando durante el mes de mayo, con la mirada puesta en la temporada turística de verano. Se mantendrá el requerimiento de usar mascarilla en lugares públicos, incluidas las terrazas de bares y restaurantes y en las playas.
Una nota positiva de esta trágica crisis es que ha propiciado un acercamiento entre el Gobierno y la autoridad del norte inédito desde 2017, cuando las conversaciones para terminar el conflicto naufragaron en Suiza, y que permitirá formar un comité bicomunal de Salud que supervisa el levantamiento de restricciones en base a datos epidemiológicos. Estos datos son, en parte, fruto del intenso trabajo de testado de ciudadanos sin síntomas, una de las bazas que mejor ha jugado Chipre para mantener a raya la pandemia. El Gobierno chipriota ha realizado tests a más del 14,5% de la población, parte de un plan que incluye testar a al menos 30.000 trabajadores del sector servicios. Personas empleadas en hostelería, peluquería y supermercados, en contacto habitual con el turista, están entre las seleccionadas.
Por ejemplo, cuando el 12 de junio las autoridades sanitarias del sur anunciaron cinco nuevos casos de coronavirus, estos procedían de un paquete de 1.289 tests realizados dentro de este plan: dos eran turistas, uno más repatriado, un cuarto fue hallado después de trazar los contactos de uno de los positivos y el quinto pertenecía a una persona de un colectivo vulnerable.
Con estos resultados bajos en transmisión y mortalidad, con los que el Gobierno se ha mostrado satisfecho, Chipre comenzó a recibir los primeros turistas el 10 de junio, procedentes de Israel, Bulgaria y Grecia.
Previsiones turísticas
Chipre se ha enfocado en el turismo de sol y playa. En los últimos tiempos, pensando en abrirse a turistas acostumbrados a este modelo y que buscan algo nuevo, como los españoles, el país también trata de explotar su rico legado histórico para lograr una oferta de 365 días. En cuanto al norte, a sus resorts playeros, concentrados en la costa septentrional, se le añaden dos elementos semiconvencionales: educación privada y casinos, dos negocios que permiten mantener la afluencia todo el año.
La intensidad del conflicto latente en la isla es tan baja que no supone un impedimento para el negocio turístico internacional. Es más, la tendencia de los últimos años ha ido a alza: 2019, año récord, Chipre recibió 3,98 millones de visitantes, lo cual supuso un crecimiento de casi el 10% en dos años. La entidad norteña, en una tendencia alcista similar, recibió 1,2 millones de turistas en 2018 y, para el año siguiente, se propuso alcanzar el millón y medio.
No en vano, según datos del Gobierno chipriota, el turismo ha contribuido a alrededor del 15% del PIB en los últimos años. Datos de la administración turcochipriota sitúan su contribución en el 8,5%. En ambos casos, la crisis del coronavirus ha resultado demoledora desde el minuto cero. En febrero de 2020, los dividendos del turismo cayeron un 5,5%; en marzo, un 73,5%. En ambos casos, Chipre vincula estos datos negativos a sus medidas de contención de la pandemia.
Principales emisores de turistas a Chipre
Fuente: Gobierno de ChipreEn consecuencia, y pese a que la temporada veraniega se presenta repleta de interrogantes, las autoridades se muestran ambiciosas. “Necesitamos estar preparados para registrar beneficios menores en 2020, pero el trabajo que estamos realizando y las estrategias que estamos desarrollando servirán para el año que viene, cuando prevemos un boom turístico en el país”, expresó recientemente el viceministro de Turismo, Savvas Perdios.
El Ejecutivo chipriota, aunque con la vista puesta en recuperar la buena senda en 2021, se ha marcado como objetivo cosechar por lo menos un 30% de las cifras del año anterior, que le permitan obtener unos dividendos de cerca de 800 millones de euros. La administración del norte, muy dependiente de Turquía, no ha publicado sus expectativas. En ambas zonas ha comenzado la carrera por atraer al turista extranjero con publicidad, medidas excepcionales para garantizar la salud del visitante y un suculento plan de incentivos económicos.
Turismo seguro
En un comunicado enviado a NÂR Research & Consulting, el Gobierno de Chipre detalla un plan que le ha hecho acaparar titulares en la prensa internacional: “El Gobierno de Chipre se compromete a cuidar a todos los viajeros que den positivo durante su estancia, así como a sus familiares y contactos cercanos. El Gobierno cubrirá los costes de pernoctación, comida, bebida y medicación en todos los casos mencionados previamente; el viajero sólo deberá correr con los costes del vuelo de repatriación, en colaboración con su agente y/o aerolínea”, explican las autoridades.
Esta novedosa medida se complementa con el mantenimiento de un hospital para acoger específicamente a turistas infectados de coronavirus. “Si los viajeros muestran síntomas críticos, una unidad de UCI con 112 camas estará disponible para su tratamiento, así como 200 respiradores”. Aparte, las autoridades dispondrán de 500 camas hoteleras en régimen de cuarentena, para aquellas contactos cercanos de quienes hayan testado positivo por COVID-19.
Tanto la autoridad chipriota como la administración del norte han establecido medidas de higiene de todo tipo para instalaciones y personal en contacto con los turistas. Estas comienzan en el mismo momento de aterrizar en el país, con vehículos lanzadera higienizados, y prosiguen en los hoteles y establecimientos de restauración: se limitarán las reuniones en bares y discotecas a diez personas, se espaciarán las hamacas en las playas y los cubiertos serán desinfectados antes de cada uso.
Por el momento, Chipre ha anunciado que sólo autorizará la recepción de vuelos regulares, y no de chárter. En cuanto a los primeros, con el objetivo de incentivar las conexiones aéreas, el Gobierno se plantea subsidiar el equivalente al 40% de la ocupación de cada vuelo. Según la Asociación para el Transporte Aéreo (IATA), un vuelo por el espacio aéreo europeo resulta rentable a partir de una ocupación del 79%. Por su parte, la autoridad turcochipriota, cuyo flujo de visitantes procede mayormente de Turquía, ha forjado un plan de higiene y distanciamiento social en todos los establecimientos turísticos.
El Gobierno de Chipre ha creado dos categorías de países, de entre aquellos cuyos visitantes recibe habitualmente, en función de las condiciones de incidencia de la pandemia en sus respectivos territorios. Aunque la lista está en constante actualización, las autoridades han descartado de entrada aquellas naciones que han tenido situaciones críticas, como el Reino Unido, los EEUU y España. A partir del 20 de junio, los países del denominado ‘grupo A’ podrán entrar en Chipre sin restricciones.
El grupo A lo integran países como Grecia, Alemania, Bulgaria y Noruega. El ‘grupo B’ incluye a Israel, Polonia y Rumanía. A los visitantes de este segundo grupo se les requerirá un certificado sanitario en el aeropuerto de origen que prueba que se han realizado un test PCR al menos 72 horas antes de embarcar, y que este ha dado resultado negativo. En caso de no disponer de test PCR antes de viajar, el turista podrá realizarse uno al llegar al aeropuerto de Chipre, previo pago de 60 euros.
Durante las 24 horas entre la realización del test al llegar y el envío de resultados, las autoridades requerirán al turista permanecer en cuarentena en su establecimiento turístico de destino. Asimismo, todo pasajero entrante deberá haber rellenado un formulario, descargable en la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el que deberá exponer sus síntomas y los países visitados durante las dos semanas previas al viaje.
Los turistas procedentes de países no incluidos en la lista, como es el caso de España o las naciones latinoamericanas, deberán obtener un permiso de viaje de la legación diplomática chipriota en el país de origen. Según el Gobierno, se les garantizará si se trata de “circunstancias excepcionales”. A partir del 1 de julio la región norte de Chipre se abrirá por completo al turismo internacional. Sus autoridades sanitarias han anunciado que solicitarán certificados de test PCR negativo a aquellos que procedan de una serie de países.
Potenciales riesgos
El relativo éxito con el que las dos administraciones de Chipre han manejado sus respectivas crisis ha permitido garantizar que los contagios dentro del país sean ínfimos, en comparación con otros países analizados, por otra parte mayores y más poblados. Pero ahora viene la prueba de fuego: gestionar un sistema de detección temprana de casos entre los miles de turistas que pueden visitar la isla durante el verano.
La clave de bóveda del plan de incentivos turísticos creado por Nicosia para atraer a los turistas -pago de las vacaciones en caso de infección- puede venirse abajo, con el consecuente daño financiero, si un brote estallara en plena época estival en uno de los muchos complejos isleños. Uno de los escudos con que cuenta el Gobierno es su decisión de no admitir turistas de países con una alta incidencia de la pandemia, pese a que algunos, como Rusia y el Reino Unido, son emisores de turistas cruciales para Chipre.
Diferente es la cuestión en el norte, cuyas conexiones aéreas con Turquía son irrenunciables. El flujo constante de pasajeros entre el norte chipriota y ese país, que en los últimos días experimenta un ligero repunte de casos positivos, puede suponer una vía de contagios si las autoridades no extreman medidas de control como la realización de tests PCR en las terminales aeroportuarias.
Como todos los destinos de sol y playa, Chipre puede registrar aglomeraciones en primera línea de costa, así como en piscinas o recintos de ocio. De nuevo, el buen cumplimiento de las pautas de distanciamiento social será clave para evitar la dispersión del virus.
Con todo, en NÂR Research & Consulting entendemos esta adversidad como una oportunidad para el turista interesado en viajar a la isla. Chipre alberga numerosos destinos de interior donde la historia, vivaz hasta tiempos muy recientes, se presenta con todo su esplendor: vestigios arqueológicos griegos, redescubrimientos de sus mitos, acercamiento a comunidades minoritarias como la maronita, seguir las trazas de los conflictos del siglo pasado o un buen tentempié con productos locales en una taberna rural son buenos planes.
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