Turismo veraniego bajo la incertidumbre del coronavirus

Grecia

Hacer de la necesidad virtud

Datos actualizado a 17 de junio de 2020.

Situación

En términos sanitarios, Grecia puede ser considerada como un caso de reacción paradójica a la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2. Sin lugar a dudas, la respuesta ofrecida por el país heleno ha sorprendido a muchos a pesar de tener todo aparentemente en su contra.

GRECIA

Población: 10,43 millones

PIB: 185.000 millones €

Turistas en 2019: 34,3 millones

Con un sistema sanitario lastrado por una década de crisis económica con recortes anuales del 8,7% de gasto sanitario; un cuarto de sus casi 11 millones de habitantes como grupos vulnerables de riesgo; la bomba de relojería que suponen los refugiados recluidos en campos como el de Moria, el más grande de Europa, diseñado para 3.000 personas pero que alberga a unas 20.000; con una de los peores ratios de camas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) por 100.000 habitantes de toda Europa y un modelo económico con una gran dependencia del turismo, Grecia está consiguiendo, al menos hasta el momento, doblegar la curva con mucho mejor resultado que otros países mediterráneos, como España o Italia (la tasa de mortalidad por millón de habitante es 39 veces mayor en el caso español y 36 si hablamos de Italia), e incluso gran parte de los países más avanzados de la UE.

En este sentido, dos factores han jugado a favor del éxito griego en la prevención de contagios: la dispersión geográfica en miles de islas y una de las densidades de población más bajas de Europa. El pasado 10 de junio, la Organización Nacional de Salud Pública (EODY por sus siglas en griego) informaba de 11 nuevos casos y un total de 3.068 contagios, 14 pacientes en estado crítico, y un total de 183 fallecidos por coronavirus hasta la fecha. En comparación con países de similar población, pero con notables diferencias tanto en el ámbito económico como en el sistema sanitario, tales como Países Bajos (184 nuevos casos la misma fecha) Bélgica (132) y Suecia (890), puede observarse que las cifras helenas son muy inferiores.

Por lo tanto, surge la cuestión de cuál ha sido el modelo de contingencia puesto en marcha debido a que Grecia, por ejemplo, carece de los recursos para hacer test masivos como Alemania, y de la capacidad para realizar un despliegue tecnológico similar al realizado por Corea del Sur o Israel. Un análisis detallado de la política de toma de decisiones del Ejecutivo griego revela que la capacidad de anticipación y la rapidez en la adopción de medidas, así como la disciplina social y la resiliencia comunitaria, fueron claves para detener la expansión de la COVID-19. Así mismo, cabe resaltar junto al carácter de anticipación y rapidez con la que se tomaron las primeras medidas, el enfoque científico de la comunicación (las comparecencias televisivas del Consejo Científico y Protección Civil lograron la confianza de la población), la conciencia plena sobre los recursos disponibles y las limitaciones reales de su sistema sanitario.

En referencia a la segunda cuestión, junto a la disciplina social, en gran parte producto de la experiencia social de la crisis económica de 2010-2015 -que reforzó las redes comunitarias-, la población griega se ha caracterizado durante la pandemia por desarrollar un tipo de resiliencia de carácter comunitario y reintegrador. Se debe añadir como característica inherente de lo anterior, el desarrollo de dicha capacidad en un entorno individual y colectivo de estrés y/o la adversidad que implica normalmente un grave riesgo de resultados negativos.

Contención

La rapidez y anticipación en la toma de decisiones ha resultado clave para la contención de la pandemia. Ya el 12 de febrero, el Gobierno griego interrumpió todos los vuelos directos entre Grecia y China, y restringió las conexiones de transporte terrestre, aéreo y ferroviario con países limítrofes como Italia, Albania y Macedonia del Norte. Desde principios de dicho mes, las autoridades griegas ofrecieron recomendaciones y datos en línea a través de esta página y atención telefónica las 24h. Hasta la fecha, las autoridades griegas han adoptado una serie de medidas, particularmente estrictas, para evitar y limitar la propagación del coronavirus.

En este sentido, el pasado 25 de febrero el Gobierno griego aprobó un Decreto Ley de medidas extraordinarias para evitar y limitar en lo posible la propagación del virus imponiendo, de manera general, una serie de restricciones temporales en los puntos de entrada del país a los medios de transporte y lugares de aglomeración de personas, así como ofreciendo la posibilidad de obtener fondos adicionales para cubrir contingencias generadas por el coronavirus. En gran parte debido a la detección del primer caso el 27 de febrero en Salónica -una mujer de 38 años que acababa de regresar de Italia-, Grecia suspendió la celebración del carnaval -que se celebra con una semana de retraso respecto a los países católicos por el diferente calendario litúrgico que emplea la Iglesia ortodoxa-.

Ante la posibilidad de que algunos ciudadanos no respetasen las medidas se incrementaron notablemente los controles para evitar el movimiento interurbano. Se procedió al cierre de iglesias, con misas retransmitidas por televisión, y se prohibió las visitas con motivo del periodo festivo de Pascua. En un principio, el clero se mostró reacio a las medidas que le afectaban, pero finalmente terminó aceptándolas y la cancelación de este tipo de eventos o festividades ha resultado clave.

Número de casos de COVID-19 por región administrativa

Fuente: Gobierno de Grecia

Número de turistas en 2018 por región administrativa

Fuente: Gobierno de Grecia

Tras la puesta en marcha del citado decreto, se adoptaron varias medidas adicionales tales como el cierre de todos los colegios, museos y lugares de visita con restos arqueológicos y se cancelaron eventos culturales y deportivos (5 y 6 de marzo); el cierre en todo el país durante 4 semanas de los centros de día, congresos, excursiones escolares...

El 10 de marzo, con 90 casos de COVID-19 registrados hasta la fecha, pero sin fallecidos por la enfermedad, se decidió suspender el funcionamiento de las restantes instituciones educativas, así como centros comerciales, establecimientos de restauración -se permitió el funcionamiento de los servicios de take away-, centros recreativos, cines, teatros, museos, sitios arqueológicos, etc… Permanecieron abiertos establecimientos que la administración consideró esenciales, como supermercados, mercados populares, panaderías, servicios de salud, hoteles y bancos -con restricciones-.

Desde el 15 de marzo, el gobierno griego aprobó la cancelación temporal de vuelos con todo el espacio Schengen y todas las conexiones aéreas, marítimas y ferroviarias con Italia, Albania y Macedonia del Norte, así como la prohibición de ingreso de personas procedentes de estos países exceptuando a los ciudadanos griegos y residentes en Grecia. A todo lo anterior se añade la prohibición de desembarque de cruceros en los puertos griegos.

El 23 de marzo, el Ejecutivo griego decretó el confinamiento total de la población con excepciones tales como el abastecimiento de productos de primera necesidad, la asistencia a centros sanitarios, el paseo de mascotas o la práctica de deporte de manera individual. Ese mismo día, la EODY informaba de que Grecia contaba con 695 contagiados y 17 fallecidos. A diferencia de otros países, cada vez que un ciudadano abandonaba su residencia habitual para realizar algunas actividades contempladas como excepciones dentro del confinamiento, debía solicitar una autorización impresa o un código QR que diera cuenta de la identidad, dirección y motivo para salir. Las multas por el incumplimiento de las medidas son de 150 €.

Finalmente, y hasta el comienzo de la fase de desescalada el pasado 4 de mayo, el Gobierno griego ha ido suavizando el confinamiento total permitiendo un horario de salidas sin necesidad de ser notificadas a las autoridades. En caso de rebrotes, el Gobierno ha informado de que podría dar marcha atrás en la desescalada y, de hecho, hay pueblos y lugares de trabajo o escuelas que han sido sometidos a cuarentenas vigentes al cierre de este informe.

Previsiones turísticas

Si la gestión médica de la pandemia ha sido exitosa a pesar de los escasos medios con que cuenta Grecia, la situación económica puede evolucionar desfavorablemente. Paradójicamente, Grecia será uno de los países de la UE más afectados económicamente por la pandemia con caídas de hasta un 10% de su PIB en estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión Europea, por encima de países mucho más golpeados por el virus tales como España o Italia. La clave de esta nueva paradoja se debe a la gran dependencia de la economía griega del turismo, sector que representa entre un quinto y un cuarto del PIB generando unos ingresos anuales de 35.000 millones de euros. A todo ello se añade como riesgo la evidente debilidad de un sistema sanitario poco preparado ante la posibilidad de un rebrote de la enfermedad.

El sector turístico emplea de forma directa e indirecta a más del 20 % de la población activa. Es decir, más de un millón de griegos viven del turismo. El año pasado, Grecia recibió 34 millones de visitantes, un 75% de ellos entre los meses de abril y septiembre, gracias a los que ingresó 19.000 millones de euros durante la temporada estival. Ahora, algunas previsiones, optimistas por otra parte, estiman que solo 7-8 millones de personas visitarán Grecia este año. Era un sector que, debido al incremento de llegada de turistas -a un ritmo del 4-5% anual-, había servido de amortiguador ante la prolongada situación de austeridad y crisis económica. Y hay que tener en cuenta que la dependencia griega es del turismo exterior, ya que el doméstico sólo cubre un 10 % de la cuota del sector.

Origen de los turistas en Grecia

Fuente: Gobierno de Grecia

En este sentido, un par de semanas antes de la puesta en marcha del plan de desescalada hacia la Nueva normalidad, el Ejecutivo del conservador Kyriakos Mitsotakis presentó un plan para el turismo fundamentado en cuatro pilares: protocolo sanitario, transporte, relaciones laborales y apoyo financiero a las empresas del sector. Dicho plan global complementa el Plan estratégico para el turismo 2021 con medidas como una rebaja del IVA al sector turístico y hostelero del 24 al 13% durante los próximos 5 meses. Así mismo, el Gobierno subvencionará, mensualmente y hasta el final de la temporada a los 120.000 trabajadores estacionales que no tendrán empleo en el sector turístico este año.

Por su parte, Grecia, pese a los riesgos de repunte de contagios que puede conllevar tal acción, ha decidido exprimir los plazos e inaugurar la temporada estival el 15 de junio, aunque, por el momento, con excepciones a los turistas procedentes del Reino Unido. Un obstáculo añadido al turismo británico es la quiebra, el año pasado, del touroperador de referencia Thomas Cook.

Durante 2018, la llegada de visitantes alemanes supuso el 13,3% del total, seguido de Reino Unido con un 8,9% y en tercer lugar se sitúan los turistas búlgaros que representan el 7,7% del total.

Fuera de la UE, la llegada de visitantes de la exrepública yugoslava de Macedonia del Norte, país vecino de Grecia, supuso el 4.8% de los turistas internacionales hacia el país heleno.

Turismo seguro

Grecia comenzará a recibir turistas extranjeros el 15 de junio pero la apertura completa no será hasta el 1 de julio. Los turistas no deberán guardar cuarentena pero podrán ser sometidos a pruebas aleatorias de la COVID-19 en el aeropuerto. Todo lo anterior coincide con la apertura gradual de vuelos directos a destinos turísticos griegos. Las medidas de seguridad para el turismo anunciadas desde el Ministerio de Turismo de Grecia tienen como principal punto de referencia los aeropuertos de los países de donde llegan los turistas independientemente de su nacionalidad. La lista de ‘aeropuertos seguros’ y ‘alto riesgo’ es propuesta en términos de la situación epidémica de los países por la Agencia Europea de Seguridad Aérea. Por poner un ejemplo de los anterior, Inglaterra tiene 13 aeropuertos denominados de ‘alto riesgo’ en dicha lista. Por ello, las autoridades griegas han suscrito una serie de ‘corredores de viaje’ para que las personas pertenecientes a países donde la pandemia ha tenido un bajo impacto puedan viajar a Grecia desde aeropuertos considerados de ‘bajo riesgo’.

Todo los turistas que lleguen a Grecia desde aeropuertos de países con una situación de la enfermedad negativa deben pasar la prueba del coronavirus y quedarse un dia en el hotel como medida de prevención. Si la prueba resulta negativa deberán permanecer en cuarentena otros 7 días. No obstante, si el resultado es positivo, deberán permanecer 14 días bajo supervisión medica. Las autoridades griegas han anunciado que correrán con todos los gastos del tratamiento y hospedaje de todas las personas en esta situación. En cambio, los pasajeros que lleguen a Grecia desde aeropuertos considerados como seguros serán sólo examinados selectivamente mediante test PRC aleatorios para detectar el virus.

Como parte fundamental del plan propuesto por el ejecutivo griego para rescatar la temporada estival de turismo, se establecerán tres zonas de riesgo:

Zona A (Riesgo bajo) Nivel 3 Esta zona comprende toda la Grecia continental y las islas de Creta, Evia, del golfo Sarónico y algunas de la islas Cícladas. En esta zona, los viajeros estarán dentro de un radio de 2 horas (ya sea por transporte marítimo o por carretera) de cualquier hospital.

Zona B (Riesgo moderado) Nivel 2 Esta zona incluye las islas de Santorini, Paros y Rodas así como las islas del Egeo donde se han incorporado varias camas en UCI.

Zona C (Riesgo alto) Nivel 1 En esta zona se sitúan los destinos donde solo hay atención médica básica tales como islas remotas. Los visitantes de estos destinos se someterán a pruebas de detección del virus en unidades médicas flotantes del EODY. Con este propósito, el Centro Nacional de Emergencia (EKAB) también ha implementado un plan denominado SAFE (Stay Alert Fully Educated) que integra y coordina a hospitales y centros de salud junto a la Guarda costera y otras autoridades para proteger a los viajeros que visiten esta zona.

Potenciales riesgos

El caso de una pareja llegada a Grecia procedente de Alemania a principios de junio, que no respetó la cuarentena obligatoria, ha recordado la importancia de la responsabilidad individual para evitar nuevos rebrotes. Dicha pareja estaba infectada por COVID-19, aunque lo desconocía, y viajó por varias localidades junto a sus amigos. Al menos otra familia ha resultado infectada, lo que ha obligado a poner en cuarentena a medio centenar de personas de una escuela y una academia de fútbol que la segunda familia frecuentaba.

No se trata del primer caso importado que contagia a más personas en el interior, por lo que el fin de la cuarentena obligatoria a los visitantes que lleguen a partir del 15 de junio -a fin de espolear el turismo- hace preguntarse si no será imprudente.

Otro factor de riesgo es el que atañe a la población inmigrante y refugiada. Aunque las llegadas irregulares han caído un 30% en los primeros 5 meses de 2020 respecto al mismo periodo del año anterior, Turquía ha advertido de que, una vez pase lo más duro de la epidemia, volverá a permitir el libre tránsito de quienes quieran escapar hacia la Unión Europea. En un futuro próximo, aunque descartamos que ocurra a corto plazo, podría repetirse una situación similar a la de principios de marzo, teniendo en cuenta que han aumentado las tensiones entre Atenas y Ankara alrededor del estatus de Santa Sofía en Estambul y de las luchas por el control de las aguas del Mediterráneo han aumentado.

Las organizaciones de derechos humanos alertan de la situación explosiva que se vive en los campos de refugiados griegos, abarrotados y sin posibilidad de mantener las necesarias condiciones higiénicas o la mínima distancia de seguridad requerida para evitar infecciones por COVID-19. Afortunadamente sólo se han producido unos pocos contagios en algunas instalaciones del continente -no en las islas-, y por el momento no se han producido muertes. El Gobierno ha decretado una extensión del confinamiento de los campos de refugiados hasta el 21 de junio, lo que las organizaciones de derechos humanos consideran injustificado y discriminatorio mientras se permite al resto de la población moverse libremente.

Desde la llegada al poder en julio de 2019, el Gobierno conservador heleno ha endurecido su política migratoria y la última medida en este sentido ha sido expulsar a 11.000 refugiados de las viviendas sociales en las que habitaban, lo que se convertirá en un nuevo vector de riesgo debido a que, habitualmente, residen en las zonas con mayor densidad de población de las ciudades de Grecia.

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