Turismo veraniego bajo la incertidumbre del coronavirus

Turquía

Apertura exprés para competir con sus rivales

Datos actualizado a 17 de junio de 2020.

Situación

El Ministerio de Sanidad de Turquía notificó el primer caso de COVID-19 el 10 de marzo. La primera muerte por la enfermedad se registró una semana más tarde. Sin embargo, a tenor de los análisis sobre la filogenia del virus publicados por el Consejo de Investigación Científica y Tecnológica de Turquía (TUBITAK) se puede inferir que el virus llegó a Turquía como muy tarde a mediados de febrero.

TURQUÍA

Población: 83,15 millones

PIB: 671.000 millones €

Turistas en 2019: 51,9 millones

Las disposiciones para combatir la extensión de la epidemia han variado en intensidad. Hasta la tercera semana de marzo, se limitaron al cierre paulatino de las conexiones aéreas y terrestres con los países más afectados (China, Irán, Italia, España...), el cierre de escuelas, la suspensión de actos masivos y a recomendaciones a los ciudadanos. Hacia finales de ese mes ya se habían registrado casos en las 81 provincias del país, por lo que la política cambió: el 21 de marzo se obligó a los mayores de 65 años y enfermos crónicos, principal grupo de riesgo, a quedarse en casa, medida que fue ampliada a los menores de 20 años -potenciales vectores de contagio- una semana después.

A finales de marzo se decretó la prohibición de entrada y salida en 31 provincias -excepto para abastecimiento de productos esenciales-, que posteriormente se fue relajando según la evolución de la epidemia en cada lugar. Además, entre el 11 de abril y el 31 de mayo se decretaron “toques de queda”, que obligaron a toda la población de las provincias afectadas a permanecer en sus casas durante fines de semana y festivos, con la excepción de una serie de profesiones consideradas indispensables.

En cambio, durante la semana laboral, buena parte de la economía ha permanecido en funcionamiento pues el Ejecutivo ha intentado dañar lo menos posible la ya de por sí frágil economía del país, si bien esto ha llevado -según denuncian los sindicatos- a un elevado número de contagios y fallecimientos en fábricas, obras y talleres textiles donde resulta imposible mantener la distancia de seguridad. El uso de mascarillas en lugares cerrados se ha hecho obligatorio, una norma que cumplen la mayoría, pero no todos los ciudadanos.

El Gobierno sólo ha hecho pública la distribución geográfica de los casos en contadas ocasiones, pero reconoce que el principal foco es Estambul, con un 50-60 % de los casos. Le siguen las provincia costera de Esmirna y la capital, Ankara, así como la zona más industrializada del país: las provincias adyacentes a Estambul y alrededor de la costa del mar de Mármara.

La epidemia llegó a su pico en la segunda quincena de abril y desde entonces ha iniciado un descenso que, a finales de mayo, se estancó en el millar de nuevos casos diarios y en torno a unos 15-30 fallecidos. Con todo, la mortalidad ha sido relativamente baja: a 10 de junio se acumulaban 4.746 fallecidos por unos 173.036 casos detectados. La oposición, asociaciones médicas e incluso la Universidad John Hopkins de EEUU han cuestionado los datos de mortalidad debido a que los test PCR utilizados tienen una alta tasa de “falsos negativos”, hasta del 40%, según una fuente consultada. Por ejemplo, un informe del Colegio de Médicos de Antalya afirmaba que, a 28 de abril, el número de fallecidos oficiales por COVID-19 en la provincia era de 18, pero otros 18 pacientes habían fallecido con síntomas que indicaban la presencia de la enfermedad pese a haber dado negativo.

Para comprobar el alcance real de la epidemia, NÂR Research & Consulting ha hecho un estudio sobre exceso de mortalidad en aquellas provincias que mantienen registros de defunciones públicos. En las 12 provincias analizadas -que concentran el 70-75% de los casos- se aprecia un exceso de mortalidad de en torno al 15% (unos 5.000-6.000 muertos sobre lo habitual) para el periodo entre el 1 de marzo y el 10 de junio. En base a esos datos podemos concluir que la cifra real de muertos por coronavirus se situaría entre 1,5 y 1,7 veces por encima de la cifra oficial. Incluso teniendo en cuenta esta estimación, la mortalidad en Turquía es algo inferior a la registrada en países europeos, y se sitúa incluso por debajo de los datos oficiales de mortalidad de Alemania.

El análisis del exceso de mortalidad también nos permite comprobar si, tal como asegura el Gobierno, la epidemia ha sido controlada. Las cifras de mortalidad regresaron a su tendencia habitual en las provincias que más exceso de muertes registraron (Estambul, Sakarya, Kocaeli) a finales de mayo. Por ello podemos concluir que, efectivamente, la epidemia ha quedado bajo control relativo, aunque no haya concluido.

La baja mortalidad se explica por varios factores:

  • La juventud de la población: la edad media en Turquía se sitúa en 31,5 años, diez menos que en España o Italia, con población más envejecida.

  • La organización social: el número de ancianos en residencias -uno de los focos de mortalidad en Europa Occidental- es muy exiguo. La orden de confinamiento para mayores de 65 años -junto a las medidas municipales para atenderlos en sus hogares- ha contribuido a que el número de infectados en este grupo de población sea menor que en otros países.

  • La preparación: la epidemia se extendió en Turquía más tarde que en otros países de su entorno, lo que permitió al sistema prepararse, distribuir protocolos de actuación a los hospitales de todo el país, y hacer acopio de equipos de protección y medicamentos estimados como necesarios.

  • El tratamiento: A los pacientes se les suministra una combinación de medicamentos que incluye el antimalárico hidroxicloroquina y el antiviral favipiravir, así como oxígeno en grandes cantidades y, en casos graves, tratamientos con plasma de pacientes que hayan superado la enfermedad. Pese a que estudios científicos han alertado sobre posibles contraindicaciones de la hidroxicloroquina, dos integrantes del Consejo Científico que asesora al Gobierno consultados por NÂR Research & Consulting defienden que su uso en una fase temprana de la infección -mucho antes de que el paciente empeore- ha dado buenos resultados en Turquía. Según el Ministerio de Sanidad, el número de infectados que han desarrollado neumonía ha descendido del 60 al 3% y la mortalidad de los ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI) del 58 al 7%.

  • El sistema sanitario: incluso los doctores más críticos con el Gobierno reconocen que los hospitales no han corrido riesgo de colapso y el nivel de ocupación de UCIs en el momento más grave no ha superado el 80 %.

Mortalidad en Turquía comparada con otros paises

Fuente: Estimación de NAR Research & Consulting

Turquía ha hecho importantes inversiones en su sistema sanitario durante las últimas dos décadas hasta casi doblar el número de camas. Es todavía un número relativamente bajo -281 por cada 100.000 personas-, al nivel de España. En cambio, el número de UCI, clave para tratar la COVID-19, es uno de los más elevados del mundo: casi 30 para cada 100.000 habitantes, un nivel similar al de EEUU y Alemania.

TURQUÍA: Distribución Covid-19

Estimación de casos por provincia a 27/05 /2020

Fuente: Ministerio de Sanidad de Turquía

Esto se debe a que Turquía está involucrada en varios conflictos militares, lo que hace necesaria una red de hospitales para el tratamiento de los heridos de guerra, y a la pujanza de la medicina privada -donde se halla el 60% de las camas UCI- dada la importancia que ha adquirido el turismo médico. El Gobierno ha ampliado la cobertura sanitaria con un modelo concertado: las cadenas médicas privadas amplían sus especializaciones de atención a los pacientes, por las que reciben dinero del Estado.

Turismo veraniego en Turquía

Número de visitantes extranjeros y nacionales por provincia entre los meses de mayo, junio, julio, agosto y septiembre de 2018

Fuente: Ministerio de Turismo de Turquía

El relativo éxito en el control de la epidemia y el hecho de que no hubiera problemas de abastecimiento de medicamentos y equipos de protección -excepto en algunos hospitales durante las primeras dos semanas- ha permitido al Gobierno turco enviar ayuda médica a cerca de 60 países, algunos de ellos, como España, Reino Unido y Estados Unidos, más ricos que la propia Turquía.

Con todo, miembros del Consejo Científico han alertado de que en la segunda semana de de junio se produjo un aumento considerable de casos en provincias antes poco afectadas, fundamentalmente en el centro y este del país.

Por el momento, los rebrotes se han solucionado declarando en cuarentena los edificios, barrios o pueblos afectados, tratando de limitar la extensión de las medidas de contención, pero los miembros del Consejo Científico han advertido de que si la situación volviera a escaparse de control serían necesarias medidas más drásticas.

Contención

El Ministerio de Sanidad turco ha desarrollado una aplicación para teléfonos móviles llamada Hayat Eve Sığar o HES, disponible para los principales dispositivo del mercado. Esta aplicación es de uso voluntario para los ciudadanos en general y obligatorio para los positivos por coronavirus, pues controla que se mantenga la cuarentena y, en caso de violarla, conecta con la Policía. Tiene más de diez millones de usuarios y ofrece una serie de funciones, como un test online para detectar posibles síntomas y un mapa de riesgo que presenta las zonas del país en diferentes colores según la concentración de casos de COVID-19.

Esta aplicación se usa en coordinación con los equipos de rastreo. A finales de marzo se puso en marcha el sistema de rastreo (filiasyon), que cuenta con unos 6.000 equipos, compuestos por entre dos y cuatro personas. Cuando se detecta un caso positivo, estos equipos tratan de localizar a todos los contactos que ha tenido dicha persona en las últimas 48 horas. Los investigadores se apoyan en las indicaciones del afectado y dicha aplicación, que conecta con otros usuarios mediante Bluetooth. Una vez encontrados, se les hace un test a todos y se intenta identificar el brote.

Para poder viajar en transportes colectivos (autobuses, trenes, aviones) es necesario disponer de un código HES que crea automáticamente la aplicación, o que se puede solicitar mediante SMS, y que certifica que el usuario no consta como infectado por COVID-19 o que ha pasado ya la enfermedad. Un plan de realización de análisis de anticuerpos está en marcha y también se pueden solicitar estos en la sanidad privada, pero aún no se han hecho públicos los resultados totales.

Previsiones turísticas

La economía turca no ha parado durante la pandemia, buscando presentarse como alternativa a otros países productores como China y los estados del sudeste asiático, pero la mayoría de industrias han funcionado a medio gas. Aunque el Gobierno mantiene, optimista, que la economía turca cerrará el año con crecimiento positivo del PIB, las instituciones internacionales son menos halagüeñas: el Banco Mundial concede que el PIB se mantendrá (+0,5%) pero tanto el Fondo Monetario Internacional como la agencia crediticia Fitch creen que habrá una caída (-5% y -2,9% respectivamente), si bien todos coinciden en que 2021 traerá una recuperación del PIB cercana al 5%.

El rápido deterioro de la capacidad de consumo de los hogares y el endeudamiento de las empresas han llevado al Ejecutivo a aprobar paquetes de ayuda, si bien incluso el Banco Mundial los considera insuficientes. Se centran, en su mayoría, en inyectar liquidez al mercado y dar facilidades crediticias para evitar la quiebra de empresas ya que el sector privado debe hacer frente en los próximos doce meses a deudas externas por un valor de 150.000 millones de euros (aunque en el aspecto positivo cabe señalar que el Estado tiene margen de maniobra, dado que la deuda pública sólo equivale al 33% del PIB).

El Banco Central ha reducido hasta límites peligrosos sus reservas en divisas, de ahí la importancia de resucitar el turismo, que no sólo aporta un 12% del volumen total del PIB turco sino que es una de las principales fuentes de moneda extranjera. Para el sector turístico se han dado facilidades como la suspensión del impuesto de alojamiento hasta noviembre, la posibilidad de posponer el pago de alquileres de hoteles, la exención de la tasa anual a agencias de viajes y la reducción del IVA en vuelos internos al 1%.

Con más de 50 millones de turistas en 2019, Turquía se había convertido en la sexto potencia turística del mundo, pero las perspectivas para este año son malas. Entre enero y abril el número de visitantes extranjeros fue de 4,3 millones, la mitad que el año anterior. La turoperadora internacional TUI y varias aerolíneas de vuelos económicos y chárter (EasyJet, Corendon...) han comenzado a ofrecer paquetes turísticos y viajes con destino a las provincias costeras Turquía para la segunda quincena de junio. No obstante, fuentes del sector creen que los primeros mercados en recuperarse serán los asiáticos, los turistas europeos llegarán a partir de agosto, mientras que los de América no volverá hasta la primavera-verano de 2021.

“La gente está empezando a llamar. La principal duda que tienen es si será seguro hacer vacaciones. Estimo que las reservas se concentrarán a finales de julio y agosto, aunque la decisión se dejará para el último minuto”, explica Celal Bayraktaroğlu, presidente de la Asociación de Turismo de Alaçatı, una de las localidades más famosas de la península de Çesme, donde el 90 % del turismo es nacional o de turcos de la diáspora: “El mejor escenario que manejamos implica una caída del 40% de ingresos. Por un lado se incrementarán los costes por las nuevas regulaciones de higiene y aforo y, además, quizás la temporada dure menos porque el Gobierno habla de reabrir las escuelas a mitad de agosto, para compensar la falta de clases de este año”.

El propio ministro de Turismo, Mehmet Nuri Ersoy, cree que si abre el 50-60% de los hoteles turcos “podrá considerarse un buen año”. La Asociación Turca de Agencias de Viajes es aún más pesimista y estima que el ingreso por turismo extranjero caerá hasta un 70% y un 50 % el doméstico.

Nada más levantarse la prohibición de viajar entre provincias, más de 2 millones de personas se desplazaron hacia sus residencias de verano -especialmente en las costas del Egeo y del Mediterráneo-, pueblos de origen en el interior y en la costa del mar Negro. Sólo a la península de Bodrum -uno de los centros turísticos de la Costa Turquesa- llegaron 50.000 vehículos en los primeros nueve días de junio, en su mayoría personas que mantienen allí su segunda residencia.

Antalya, el principal destino para el turismo interno y externo, parte con la ventaja de que acumula menos del 1% de todos los casos de COVID-19 en Turquía y tiene el nivel más bajo de casos por millón de habitantes del país. Sin embargo, según estudios llevados a cabo por el turoperador Jolly Tours y la patronal MÜSIAD, entre el 33 y el 40% de los turcos aseguran que, este año, no hará vacaciones.

Uno de los sectores en el que más interesada está Turquía es el llamado “turismo médico”. En el últimos lustro, casi dos millones y medio de pacientes extranjeros han acudido al país euroasiático para tratamientos que van desde la cura del cáncer y la reproducción asistida a las intervenciones oculares y los injertos capilares. El número de estos visitantes anuales se ha multiplicado por 5 en las últimas dos décadas y, aunque sólo suponen el 1,3 % de todos los turistas que llegan a Turquía, su gasto por visita es de cerca de 3.000 dólares frente a los 650 que dejan de media los demás turistas.

El Ministerio de Sanidad anunció a finales de mayo que los ciudadanos de todos los países serán admitidos y estableció un protocolo de seguridad para el traslado de pacientes desde los aeropuertos a los hospitales, donde habrá áreas especiales designadas para que los “turistas médicos” no entren en contacto con el resto de pacientes.

Principales emisores de turistas a Turquía

Fuente: Instituto Turco de Estadística

Admisión de turistas

El Gobierno turco está negociando con las autoridades de casi un centenar de países para que declaren a Turquía destino seguro para las vacaciones. El esfuerzo viene acompañado de una campaña de promoción entre periodistas extranjeros en Turquía. El primer objetivo son sus tradicionales mercados, Rusia y Alemania. Algunos representantes del Gobierno alemán dieron en mayo señales de que podrían levantar las restricciones y eliminar las recomendaciones de no viajar a Turquía pero hasta el momento no lo han hecho.

En junio, el Ministerio de Exteriores alemán explicó que se tomará la decisión junto a los demás países de la Unión Europea. Fuentes de la UE han confirmado que la restricción de viajes “no esenciales” fuera del territorio Schengen continuará hasta el 1 de julio. Quedarán exentos personas con permiso de residencia y sus familiares, así como ciertas profesiones.

Para Ankara no se trata sólo del turismo propiamente alemán, sino de la diáspora que cada verano regresa a la tierra de origen de sus ancestros.

Es un grupo que, según las estadísticas, deja entre un 25 y un 40% más de dinero por visita que los turistas extranjeros. Más de seis millones de turcos residen fuera de Turquía, la mitad de ellos en Alemania. De ahí que esta cuestión esté siendo negociada no sólo por los responsables del sector, sino al más alto nivel ejecutivo.

Ankara también negocia con Londres el establecimiento de una suerte de puente aéreo. Se ha establecido el 15 de julio como fecha tentativa para retomar las conexiones que traigan turistas ansiosos de sol y playa, pero todo dependerá de cómo evolucione la epidemia en Reino Unido.

En cambio, desde Ucrania -séptimo mayor mercado emisor de turistas para Turquía-, sí han llegado buenas noticias: el jefe de la Agencia de Desarrollo Turístico del país anunció en junio que las aerolíneas ucranianas están preparándose para reiniciar las conexiones con aeropuertos del sur turco. Las negociaciones con Rusia prosiguen, aunque sin acuerdo aún.

Turismo seguro

Los viajeros extranjeros que lleguen a Turquía serán sometidos a un análisis PCR si no han hecho un test en las últimas 72 horas. Serán test rápidos que darán el resultado en una hora. Por el momento, esta medida no se ha puesto en práctica totalmente y los PCR -gratuitos- sólo se aplican a quienes presentan síntomas y de forma aleatoria.

El Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía ha iniciado un programa de “Turismo Saludable” que pretende atraer al turismo local y extranjero. Consiste en otorgar un certificado a los hoteles, establecimientos y lugares que cumplan una serie de 132 requisitos de higiene y medidas de prevención que hagan más seguras las vacaciones a sus clientes. Habrá revisiones periódicas del estado de los hoteles e inspecciones de incógnito.

En las playas de Antalya, en su mayoría de gestión privada, ya se han preparado las tumbonas y sombrillas siguiendo la normativa de distancia de seguridad. El primer proyecto piloto se ha llevado a cabo en la playa de Konyaaltı, una de las más concurridas. En ella se ha reservado un espacio de 9 metros cuadrados para cada visitante, familia o grupo, separado a entre 1,5 y 2 metros del siguiente espacio. Las tumbonas serán desinfectadas tras cada uso. Las entradas y salidas a la playa estarán diferenciadas, será obligatorio el uso de mascarillas en las zonas comunes y de calzado hasta el borde del agua, y las puertas de baños y cambiadores, así como las cisternas, funcionarán con sensores automáticos para evitar tocarlas. Estará prohibido fumar y se requerirá mantener una distancia de seguridad incluso durante el baño. En los museos y sitios arqueológicos al aire libre como Éfeso, Pamukkale o Afrodisias también se vigilará atentamente el respeto a la distancia de seguridad entre grupos.

Aviación Civil también ha preparado estrictos protocolos para las vuelos de compañías turcas y en el interior del país, que implicarán una reducción en el equipaje de mano, la obligatoriedad de mascarillas y mantener la distancia de seguridad en aeropuertos y embarques.

Para transportes turísticos (autobuses, minibuses, shuttle...) se han aprobado una serie de reglas: funcionarán a la mitad de capacidad, los pasajeros deberán colocar y sacar ellos mismos sus equipajes en el maletero, los conductores deberán llevar mascarilla y someterse cada semana a un control médico, y los vehículos serán desinfectados tras cada viaje y al término de la jornada. También los transportes colectivos dentro de las ciudades aplicarán criterios semejantes, si bien las primeras semanas de ‘normalización’ en junio han mostrado que en algunos casos estos estándares no se cumplen.

Potenciales riesgos

Integrantes de la principal organización médica del país, la Asociación de Doctores de Turquía (TTB), reconocen que las cuarentenas de provincias, el confinamiento obligatorio durante fines de semana y las normas sobre distancia de seguridad han reducido la propagación del coronavirus pero también han expresado temor a que la desescalada se esté haciendo con prisas para evitar el estancamiento de la economía.

El principal temor es a un rebrote similar al ocurrido en el vecino Irán, donde la movilidad dentro del país ha provocado que el número de casos haya vuelto a elevarse tras haberse reducido considerablemente. De hecho, el Consejo Científico que asesora al Ejecutivo ha alertado sobre el incremento de casos en varias localidades de Anatolia Oriental y Sudoriental y de la costa del mar Negro al relajarse la actitud de la población y las prohibiciones del Gobierno. Por ejemplo, en una sóla semana, se registraron 300 nuevos positivos en la localidad sudoriental de Diyarbakır.

El ministro de Sanidad avisó de un cierto incremento del número de pacientes que requerían cuidados intensivos y ventilación mecanizada. El número de casos activos a nivel nacional sigue su tendencia a la baja, aunque el ritmo de reducción en las cifras de nuevos infectados y fallecidos ha aminorado desde la segunda quincena de mayo. Más preocupante aún es que en la segunda semana de junio se registrase un repunte de nuevos casos diarios hasta cerca de los 1.500.

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