Turismo veraniego bajo la incertidumbre del coronavirus

Egipto

Respuesta tardía y enfoque en el turismo interno

Datos actualizado a 17 de junio de 2020.

Situación

Cuando el brote de la COVID-19 emergió con fuerza en China y otros países en enero de 2020, el Ministerio de Turismo y Antigüedades lanzó una campaña tratando de promocionar Egipto como destino turístico seguro frente al coronavirus. Estos esfuerzos, sin embargo, pronto se demostraron vanos. El primer caso confirmado, un visitante extranjero procedente de China, fue reportado a mediados de febrero, y el 8 de marzo se produjo la primera víctima mortal, un turista alemán en la localidad costera de Hurgada. Las autoridades mantuvieron abiertos los sitios turísticos hasta finales de marzo, cuando ya era manifiesta la gravedad de la situación.

EGIPTO

Población: 102,18 millones

PIB: 249.000 millones €

Turistas en 2019: 13,6 millones

El Gobierno egipcio ha recibido críticas por su falta de transparencia, especialmente en las fases iniciales de la epidemia. A principios de marzo, el país sólo admitía tres infectados de forma oficial pese a que los especialistas consideraban que la cifra debía ser necesariamente mucho mayor. El día 7 se confirmó que 45 pasajeros del crucero Asara que viajaba de Asuán a Lúxor habían dado positivo en los tests de coronavirus. Las alegaciones de las autoridades egipcias de que la responsable de ese brote había sido una turista taiwanesa fueron desmentidas por el Centro de Control de Enfermedades de Taiwán, cuyo análisis demostró que la mujer se había infectado en el propio Egipto

Observadores de derechos humanos aseguran que decenas de activistas han sido detenidos por criticar la gestión gubernamental de la pandemia, especialmente tras la promulgación de un decreto que castiga la difusión de rumores relacionados con el coronavirus. La periodista del diario británico The Guardian Ruth Michaelson fue acusada de “propagar el pánico” por el jefe del servicio de inteligencia egipcio y obligada a abandonar el país tras la publicación, el 15 de marzo, de un artículo en el que se hacía eco de un estudio de la Universidad de Toronto que concluía que la cifra real de contagiados en Egipto podía estar entre las 6.000 y las 19.310 personas, en un momento en el que el país sólo admitía 126 casos. El estudio analizaba la experiencia de 97 extranjeros que habían visitado Egipto a mediados de febrero, tras lo cual habían dado positivo en los tests de COVID-19 al regresar a sus países de origen.

El 19 de marzo, el Gobierno decretó la suspensión de todos los vuelos, seguida poco después por el cierre de los sitios turísticos y la cancelación de los cruceros por el Nilo. Desde entonces, las medidas de contención han sido progresivamente endurecidas a medida que la epidemia se extendía. La situación se ha visto agravada por la celebración del sagrado mes de Ramadán del 26 de abril al 26 de mayo, durante el cual se produjeron millones de desplazamientos internos en el país, acelerando la tasa de contagio.

Porcentaje distribución de COVID-19 por gobernaciones

Fuente: Gobierno de Egipto con estimaciones adicionales de NAR Research & Consulting

Las autoridades también han sido criticadas por la falta de protección adecuada para el personal sanitario. El 28 de mayo, la Unión Médica Egipcia denunció que al menos 19 doctores habían muerto y 350 habían resultado infectados. Del mismo modo, los 17 hospitales designados por el Ministerio de Salud para tratar a enfermos de coronavirus alcanzaron su máxima capacidad a principios de mayo, si bien el Gobierno ha anunciado medidas para paliar la situación, como por ejemplo fijar un rango de tarifas para el tratamiento de enfermos de COVID-19 en hospitales privados para evitar precios abusivos. La atención sanitaria privada, no obstante, continúa siendo inaccesible desde un punto de vista económico para la gran mayoría de los ciudadanos del país.

A finales de mayo, el Ministerio de Salud y Población estimó que el pico de la enfermedad se alcanzaría a mediados de junio con unos 37.000 casos. A 16 de junio, la cifra oficial de contagiados era ya de 46.289, con 1.672 muertos y 12.329 recuperados. No obstante, funcionarios egipcios señalan que la cifra real de contagios podría ser cinco veces mayor debido al porcentaje relativamente bajo de la población a la que se ha testado. Ese mismo día, expertos de la Oficina Regional del Mediterráneo Oriental de la OMS indicaron que Egipto todavía se encontraba inmerso en la primera oleada de contagios, que todavía no habían empezado a remitir, y advertían de la posibilidad de una segunda oleada tal y como había sucedido en Irán.

Contención

Egipto lleva en estado de emergencia desde abril de 2017, con un toque de queda vigente desde las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana. El país prevé reducirlo en dos horas, hasta las 4 de la madrugada, a partir del 1 de julio. La crisis del coronavirus ha motivado la extensión de la emergencia al menos hasta finales de junio.

Además de la cancelación de todos los vuelos y cruceros, el Ejecutivo egipcio decretó en marzo la suspensión de las clases en todos los centros educativos. Se han implementado medidas para desinfectar los centros educativos, edificios gubernamentales, calles, trenes y transportes públicos, así como una gran campaña mediática para educar a la población sobre los riesgos del coronavirus.

El uso de mascarillas es obligatorio en los espacios públicos, bajo amenaza de multa de 4.000 libras egipcias (unos 220 euros), aunque el cumplimiento de esta medida es desigual. Gran parte de las actividades de la administración han sido suspendidas para reducir la afluencia en edificios institucionales. Los transportes públicos dejan de operar a partir de las 8 de la noche. Además, el país ha puesto en marcha múltiples recursos para asegurar tanto el suministro de medicinas y equipos médicos como la disponibilidad de personal y espacios sanitarios adecuados para combatir la enfermedad y tratar a los enfermos.

Las autoridades sanitarias han desarrollado una aplicación para teléfonos móviles llamada Saha Masr (Salud Egipto), que permite recibir datos de última hora sobre la epidemia y reportar posibles casos de coronavirus, así como descargarse información sobre hospitales, métodos de prevención y malos hábitos, formas de reforzar el sistema inmunitario, orientación para personas en contacto con enfermos, y números de contacto de las autoridades sanitarias. El programa permite comunicarse directamente con el Ministerio a través de WhatsApp.

La aplicación, usando los sensores del móvil, también envía alertas cuando el usuario se está acercando a un área con gran número de contagios, para ayudarle a tomar precauciones y evitar que se infecte. Para ello, el usuario debe autorizar al programa a rastrear su localización a través del móvil. Todos los datos personales están encriptados, según las autoridades, así como sujetos a la legislación local vigente sobre protección de la privacidad. Más de un millón de personas se habían descargado Saha Masr a mediados de junio de 2020.

Pese a las multas, muchas de las restricciones han sido ineficaces: las autoridades han sancionado económicamente a decenas de miles de personas y vehículos por violar las medidas de confinamiento. Una fuente consultada por NÂR Research & Consulting explicó que uno de los motivos de que se estén tardando en detectar casos es la lacra social que conlleva. “La gente tiene miedo a reconocer que tiene el virus y eso hace que mucha gente posponga acudir al médico y cuando lo hace es tarde para salvarlos”, aseguró.

El Ministerio de Salud y Población egipcio ha diseñado un calendario en tres fases para convivir con el coronavirus hasta la llegada a la globalmente llamada ‘nueva normalidad’.

1ª FASE (todavía vigente) Establece el escaneo de la temperatura corporal y el uso de desinfectante de manos a la entrada de edificios públicos, así como el uso obligatorio de mascarillas en todo momento excepto en los hogares. Los negocios deberán trabajar con el mínimo de empleados posible, y las empresas turísticas podrán operar al 50 por ciento de su capacidad. Se estimula el teletrabajo y los sistemas de pago electrónico, así como los servicios de distribución y reparto a domicilio.

2ª FASE Se activará cuando los contagios se reduzcan durante dos semanas consecutivas y tendrá una duración de 28 días. Prevé la reapertura de restaurantes y servicios de restauración a la mitad de su capacidad, y se permitirá la salida de casa de los ancianos con precauciones.

3ª FASE Durará hasta que la OMS declare el coronavirus de bajo riesgo, autorizará la reanudación de todas las actividades económicas adoptando ciertas medidas de protección, con la excepción de escuelas, universidades y lugares de ocio, que permanecerán cerrados. Se permitirá prescindir de la mascarilla excepto en el caso de ancianos y personas altamente vulnerables.

Previsiones turísticas

Egipto es una de las mayores economías de África, pero también uno de los estados más poblados, por lo que se espera que sea uno de los países del mundo donde la epidemia de COVID-19 tenga un mayor impacto económico. El principal motivo es su dependencia del turismo, que supone un 12% de los ingresos del país y emplea al 10% de su fuerza laboral. El sector generó 12.500 millones de dólares en los años 2018/2019, tan solo por debajo de las remesas enviadas por los trabajadores emigrantes en el extranjero. El Ministro de Turismo, Khaled El-Enany, estima que el país perderá aproximadamente mil millones de dólares por cada mes que dure la crisis.

La economía del país, además, apenas empezaba a reflotar tras 8 años de inestabilidad política derivada de la revuelta popular que acabó con la presidencia de Hosni Mubarak en 2011, el golpe de Estado que derrocó al islamista Mohamed Morsi en 2013 y las medidas represivas adoptadas por el actual Gobierno de Abdelfatah Al Sisi. También se han producido diversos atentados, tanto contra las fuerzas de seguridad como contra objetivos turísticos en El Cairo y la península del Sinaí, incluyendo la voladura de un vuelo comercial ruso en Sharm El Sheij en 2015 que causó la muerte de 224 personas. La creciente mejora de la situación apuntaba a un regreso progresivo de los visitantes en 2020, que ahora vuelve a quedar en entredicho. Si la economía egipcia creció un 5,6% en 2019, una cifra similar a la que el país venía experimentando en la década anterior a 2011, la previsión del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo para 2020 es de un mero 0,5%.

Turistas extranjeros en Egipto 1995-2019

Fuente: Gobierno de Egipto

El 8 de mayo, el Ministro de Turismo y Antigüedades declaró que el turismo interno podía reanudarse, especialmente en áreas costeras donde el impacto de la pandemia ha sido relativamente menor. Los primeros hoteles fueron autorizados a abrir el 15 de mayo al 25% de su capacidad, tras cumplir con una serie de requisitos sanitarios. Dicha capacidad se amplió al 50% a partir de junio. A mediados de ese mes, un total de 155 establecimientos habían recibido el permiso para la reapertura. Está previsto que las provincias costeras del sur del Sinaí, el Mar Rojo y Marsa Matrouh, las menos afectadas por la pandemia, reanuden los vuelos y las actividades turísticas a partir del 1 de julio.

La reapertura del sector turístico se ve complicada precisamente por el hecho de que los primeros casos se produjeron en lugares con gran afluencia de visitantes. Algunos operadores turísticos han expresado a NÂR Research & Consulting su convicción de que los turistas no regresarán a una escala significativa al menos hasta octubre, y varios de ellos indicaban a principios de junio que todavía no habían recibido ni una sola reserva de cara al verano. En algunos casos consideran que 2020 será un año perdido. De cualquier modo, el país está apostando por la adopción de férreas medidas de contención sanitaria para garantizar la salud de visitantes y viajeros, en un intento de relanzar su imagen como destino vacacional seguro.

El 14 de junio, el ministro de Aviación Civil anunció el restablecimiento del tráfico aéreo internacional desde el 1 de julio, si bien los viajes turísticos se limitarán por el momento a los principales complejos hoteleros y resorts en tres provincias costeras. Para prevenir posibles contagios durante el desplazamiento, el Gobierno adoptará un plan de limpieza y desinfección en aviones y aeropuertos, así como una reorganización de los procedimientos de embarque y salida de viajeros.

Sin demasiadas ambiciones, en consonencia con las expectativas de la mayoría de potencias turísticas, Egipto prevé, por lo menos, no desviarse de la tendencia alcista que, tras años convulsos, había reencontrado en los últimos tiempos.

Origen de los visitantes veraniegos de Egipto

Fuente: Gobierno de Egipto

Turismo seguro

El país ha aprobado un fondo especial de 100.000 millones de libras (unos 5.500 millones de euros) para la lucha contra el coronavirus, la mayor parte del cual se ha destinado a apoyar los principales sectores de la economía mediante préstamos a bajo interés. En el caso del sector turístico, estos préstamos pueden utilizarse para pagar los salarios de los trabajadores y realizar las medidas necesarias. Además, el Gobierno ha eximido a los establecimientos hoteleros de los impuestos inmobiliarios durante seis meses y del pago de las facturas de agua y electricidad durante tres meses, entre otras medidas.

Además, Egipto reducirá el precio de los visados turísticos durante los meses de verano, y las tasas en los aeropuertos de Luxor y Asuán bajarán de los 25 dólares que se abonan normalmente a 15 y 10 dólares respectivamente. Las entradas a museos y sitios arqueológicos estarán también a mitad de precio.

Operadores turísticos planean ofrecer a los clientes sus propios kits de higiene, incluyendo mascarillas, desinfectantes o auriculares desechables. Los autobuses irán a la mitad de su capacidad para mantener la distancia entre viajeros, y está prevista la desinfección constante de vehículos.

Para poder reabrir, los hoteles deben ser esterilizados, así como pasar una auditoría que establezca que cumplen con los nuevos criterios de higiene. Entre estos nuevos criterios destacan las siguientes medidas: proporcionar guantes y equipos de protección a empleados, realizar chequeos de temperatura a los huéspedes y suministrarles mascarillas y desinfectante de manos constantemente, implementar un sistema de check-in sin contacto y con bolígrafos desechables, y esterilizar los equipajes.

Las habitaciones ocupadas tendrán que tener buena ventilación, y deberán estar separadas por otra vacía en medio. La ocupación se limitará a dos adultos y un niño por habitación. Los hoteles deben disponer de un equipo médico que tome la temperatura a los clientes y pueda realizarles un test rápido de coronavirus a su llegada. Los establecimientos, además, deben designar una planta -o un edificio en el caso de resorts o grandes complejos hoteleros- para poder aislar a las personas sospechosas de infección.

Potenciales riesgos

El país reaccionó tarde a la epidemia para no afectar a un sector turístico crítico para la economía. No obstante, tras constatar la seriedad del riesgo que la pandemia suponía tanto para la población egipcia como para la actividad turística, Egipto está realizando grandes esfuerzos para contenerla en la medida de lo posible o, al menos, crear áreas libres de coronavirus en las que los visitantes puedan disfrutar de sus maravillas sin exponerse a posibles contagios.

El principal riesgo es el no disponer de datos fiables sobre contagios que permitan conocer el alcance real de la epidemia y doblegar la curva de contagios, entre otras razones por la propia falta de concienciación ciudadana. La movilidad durante la festividad del Eid Fitr provocó la expansión de la epidemia a lugares que habían registrado pocos o ningún caso. Otro problema es que la ausencia de un Estado social obliga a que los más pobres y aquellos empleados en la economía informal tengan que salir a la calle, y aceptar todo tipo de empleos, sin tener en cuenta la seguridad o las medidas de distanciamiento.

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